Se trató de dañar al funcionario que no coge mordidas por debajo de la mesa para agilizarte algo.
Se trató de dañar al que no acepta chantaje desde una oficina pública.
Se trató de dañar al pudor público y a la vergüenza cuidada.
Se trató de dañar a la dignidad y la transparencia, que no se compra con dinero.
Se trató de dañar a un funcionario que no coge soborno.
Se trató de dañar a la humildad y el humanismo del funcionario público.
Se trató de dañar la decencia condensada.
Se trató de dañar la coherencia de una conducta pública.
Se trató de dañar al funcionario prístino, como el paño de un altar.
Mi solidad con usted magistrado Ulises Guevara Féliz en estos momentos de turbulencias.
El autor es abogado y reside en Barahona.