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sábado, 28 de octubre de 2023

La prostitución en Roma

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Tomado de  la página de Facebook: Bajo el manto de Roma  


El oficio más antiguo del mundo era ejercido en la capital del Imperio tanto por hombres como por mujeres de distinto rango social.

Estos profesionales del sexo, ofrecían sus servicios siguiendo las costumbres sexuales de una sociedad como la romana, donde los mayores tabúes eran el sexo oral y el hecho de asumir el rol de pasivo. 

Los lupanares realizaban una importante función social.

Famosos fueron tanto los de Roma como los de Pompeya.

La ley en Roma no perseguía a las prostitutas porque no violaban la ley, pero éstas carecían de ciertos privilegios.

Los romanos preferían a las rubias, a imitación de las esclavas germanas.

Practicar sexo anal y sexo oral eran consideradas prácticas degradantes y repugnantes y eran el servicio más caro.

La prostitución masculina se ofrecía para practicar sexo oral a sus clientes.

La de la prostituta era una vida dura, ya fuesen esclavas o mujeres libres. 

La propia palabra prostituta viene de pro statuere, esto es, estar colocado delante, mostrarse. 

Los burdeles eran antros de vicio, relativamente baratos, a los que podían acceder las clases medias.

Las tarifas que se cobraban por un servicio podían equivaler a las de una copa en un taberna. 

La prostitución también tenía lugar en las calles, en los pórticos de los antiguos teatros, en las termas , incluso en los cementerios.

No podían contraer matrimonio con romanos libres. Tampoco podían redactar testamento ni recibir herencia; no obstante ,el libertinaje sexual de las meretrices era sinónimo de deshonra a mediados del siglo I y sus servicios tenían que abonar un impuesto. 

Además de pagar  impuestos,  tenían que inscribirse en los registros para ofrecer su actividad y tenían además su propio día de fiesta anual que celebraban el 23 de diciembre. 

 En el mundo romano existían ciertas distinciones entre las mujeres dedicadas a esta vieja profesión:

La pala, que no podía permitirse elegir, aceptaba a cualquiera que pudiera pagar el precio demandado.

La delicatae, más refinada, era la que entregaba su cuerpo a quien ella quería.

Las copae, eran las que se ofrecían en las tabernas.

La meretrix, era la empresaria que obtenía beneficios del oficio.