Ante el impacto de la noticia, me dije que no podría escribir, pero con esfuerzo y lágrimas mi corazón, obligado por mí mente genera estas palabras.
Hoy mí hermano Vinicio me estremeció con la noticia y aunque consciente de lo inexorable de la muerte, jamás estamos preparados para ese devastador y seguro momento. Mucho menos, que hiciera presencia para tocarte a tí, ser de luz, a ti mí adorada compañera de trabajo, a tí que tanto me enseñaste, a tí que al hablar solo irradiabas paz, a ti de quién hablaba hace apenas dos días.
Pocos nombres definen a un ser como el tuyo, ¡Dalia, Dalia!
Sí, así como la flor, solo reflejabas belleza, emanabas dulzura y procurabas perfección en lo que hacías.
No me puedes leer, pero seguro estoy que tú alma me vé, más , sabes que has dejado mucha tristeza y un vacío eterno en mí, es que con tus enseñanzas fuiste mucho en mí vida.
Gracias por dejarme conocerte, gracias por todo lo que a diario aprendí de tí en su momento.
Ve en paz Dalia, descansa en paz Dalia.
Te dejo hasta un día con lo que siempre te decía cuando nos veíamos.
¡Te quiero mucho!