El 28 de enero de 1887, en el extremo del Campo de Marte a orillas del río Sena, se iniciaban los trabajos de una de las obras de ingeniería más icónicas del mundo, ese día comenzaba a construirse la “Torre Eiffel”.
Contrariamente a la creencia popular, Gustave Eiffel no tuvo ninguna participación directa en el diseño ni en la construcción de la Torre, pero fueron su empeño, convicción y tenacidad los que lograron torcer la resistencia de la sociedad parisina para que la obra fuera realidad.
Ante el avance económico e industrial de los EE.UU., en 1883 el primer ministro Francés Jules Ferry consigue el apoyo político y financiero para realizar una feria mundial en París y así demostrar que aún estaban a la cabeza de la innovación tecnológica e industrial.
Al magnate de la metalmecánica Gustave Eiffel se le pidió el proyecto del símbolo de la exposición, este sin mucho interés delegó la tarea en su cuerpo de arquitectos e ingenieros. Maurice Koechlin y Émile Nouguier se basan en dos proyectos para ferias mundiales en los EEUU, “The Centennial Tower” y el “Observatory Latting”, lo llevan a una escala monumental y se lo presentan a Eiffel que no se muestra muy entusiasmado.
Eiffel decide que el arquitecto Stephen Sauvestre, su jefe de diseño, se haga cargo de mejorarlo, en un par de meses, Stephen le muestra a Eiffel “Su” diseño, el impacto que le provocó ver esos dibujos lo llenaron de entusiasmo, este sí era un proyecto en el que quería ver su nombre estampado.
La torre sería el centro de la exposición y a su vez, el ícono de los festejos del centenario, el 28 de enero de 1887 se iniciaron los trabajos. La torre es una estructura reticulada en hierro pudelado con una base cuadrada de 125 mts por lado de cuyos extremos se elevan cuatro columnas curvas que se unen en el centro a unos 150 mts para formar una torre única que llega hasta los 300 mts de altura.
En el papel era hermosa, en la realidad era imponente, se convirtió en la estructura mas alta del mundo por mas de 40 años, sin embargo al finalizar la exposición de 1889 la mayoría de los parisino rogaba por que fuera desmantelada.
Fue la determinación de Eiffel que convenció a las autoridades parisinas que la torre le daba una identidad única y fuerte a la ciudad, finalmente mientras se debatía su destino los turistas comenzaban a sacarse fotos frente a ella.
Fue mas la aceptación internacional que la opinión de los parisinos la que finalmente prevaleció, tal es así que ya fue visitada por cerca de 300 millones de personas y es la atracción paga más visitada del mundo.