Tomado de Panorama Político.-
No se trata de riñas, sino de las situaciones del pasado, de si se cumplieron o no pactos. No se trata del tema del sectarismo grupal al que nos acostumbraron, ni de esas sombras del pasado reciente, de si perdieron o ganaron, de la oposición y los culpables. El problema ahora no son los expresidentes Leonel Fernández o Danilo Medina; ahora el problema radica en la estructura y la popularidad, en el dilema entre reconocimiento y la intención de votos.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha construido durante años una importante estructura orgánica alimentada por los miembros que se organizan en los llamados comités de base. Estos se agrupan mediante los denominados Intermedios, y a su vez alimentan las direcciones municipales, siendo estas últimas quienes conforman las direcciones provinciales. De este modo, los peledeístas organizan su base electoral, lo que les permite movilizar el voto y convertir la intención y simpatía en sufragios.
Tras la fundación de la Fuerza del Pueblo (FP) por parte de Leonel Fernández en el 2019, ha ocurrido un importante éxodo dirigencial desde el PLD. En los números se advierte lo golpeado que ha sido el partido morado tras la salida de Leonel Fernández y otros dirigentes, pero no tanto como para destruir la estructura que conforma la maquinaria morada.
La Alianza Opositora Rescate RD, conformada por los partidos PLD, FP y PRD, está a punto de llevar a cabo uno de los encuentros más esperados de los últimos años: la reunión pública de los expresidentes Leonel Fernández y Danilo Medina
¿Qué ha pasado con el nuevo partido, La Fuerza del Pueblo? Simple, su crecimiento se basó en la dirigencia morada y los nuevos no fueron suficientes; el crecimiento se estancó y surge un nuevo problema: Julio César Valentín y Justicia Social. El pastel de dos se divide en tres, ya que el nuevo partido del 2023 no solo divide al PLD sino también a la Fuerza del Pueblo; las estructuras municipales han sido modificadas y la base organizacional se hace más débil.
Por tanto, la razón ya no es el EGO; es que Leonel Fernández, tres veces presidente de la República, en su condición tiene el reconocimiento que su cargo y carisma le otorgaron. Hoy, siendo candidato, la intención de votos según mediciones supera la cantidad de simpatizantes de su partido. Leonel es un candidato sin estructura para movilizar el voto. Mientras que Abel Martínez, con la naturaleza de su liderazgo con cimientos congresuales y municipales tras dos periodos de popularidad como alcalde, hoy tiene un partido con estructura, pero una candidatura que, hasta la fecha, a pesar de importantes avances en el último mes, no ha logrado capitalizarse de la manera que un perfil joven y con experiencia de Estado planteaba. Aquí tenemos un partido con debilidades en su candidato.
Esta realidad es la razón por la cual la Alianza Opositora Rescate RD no posee un candidato único. El PLD considera que su estructura es capaz de movilizar los votos y posicionar a Abel Martínez, mientras que Leonel entiende que su reconocimiento no puede ser cedido. Aquí se debate la fuerza dirigencial y en mayo 19 presentaremos el dilema «Reconocimiento vs estructura»: ¿qué moverá la intención de voto? Mientras tanto, lo relacionado con Danilo y Leonel lo narraremos en otro Panorama Político.