Santo Domingo.- Los restos del joven José Manuel del Castillo Vanderlinder, continúa este jueves en las capillas A y B de la funeraria Blandino, donde miles de personas, familiares, amigos y relacionados continúan dando el pésame a sus padres, el senador de Barahona, José del Castillo Saviñón, y su madre, Mayra Vanderlinder Batista reciben condolencias hasta las tres de la tarde.
Una fuente reveló que el cuerpo de Castillo Vanderlinder sería cremado pasadas las tres de la tarde, razón por la cual no aparece en las esquelas la hora del entierro del hijo del senador del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) por Barahona.
Castillo Vanderlinder falleció el pasado martes pasadas las cinco de la tarde, en un accidente que aún no ha sido explicado.
La noche del miércoles, el área de la funeraria Blandino de la avenida Abraham Lincoln se convirtió en un infierno, por lo que hubo personas que tuvieron que estacionar sus vehículos a varias cuadras, mientras en el interior de donde se vela el cuerpo sin vida de Castillo Vanderlinder, no había por donde caminar, de personas que acudían a darle el pésame al también miembro del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
En el tiempo que permaneció este reportero en la funeraria Blandino, fueron vistos llegar el expresidente de la República, Leonel Fernández; el ministro de Industria, Comercio y Mipyme, Víctor –Ito-Bisonó; el candidato a senador del Partido Revolucionario Moderno (PRM) por Independencia, Dagoberto Rodríguez Adames; el director de Promipyme, Fabricio Gómez Mazara, diputados, senadores y una gran cantidad de periodistas.
A Castillo Vanderlinder le sobreviven sus padres, José del Castillo, Maura Vanderlinder Batista y Chariné Ovalles Guzmán; sus hermanos, Alejandra del Castillo Lora, Itzel Lama Vanderlinder y Carlos Miguel Romero Ovalles.
José Manuel Castillo Vanderlinder fue velado desde las 6:30 de la tarde del miércoles, pero cuando abrieron los dos salones de la funeraria Blandino, ya había un intenso tumulto de personas, y desde esa hora hasta las diez de la noche, cuando terminan las visitas, cientos de personas quedaban en el lugar.
El senador José del Castillo Saviñón, atendía a todo el que acudía a darle el pésame de pies, pero llegó el momento que tuvo que sentarse, y a pesar de que quería demostrar fortalezas, la tristeza se le podía observar en lo profundo de su mirada, el rostro y el corazón, por perder a quien fuera parte de su existencia, por los últimos 19 años: su hijo.
