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lunes, 22 de julio de 2024

El proceso para sustituir a Biden como candidato presidencial y su impacto en la política norteamericana.

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 Por Carlos Julio Féliz Vidal.

Acontecimientos que llevan al presidente a renunciar.

Después de una cadena desafortunada de sucesos que afectaron la imagen del presidente Biden, éste ha renunciado a la candidatura  demócrata a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica.

La solución del tema no deja de ser controvertido, pese a que al presidente se le “obligó a dimitir de la candidatura”. El horno encendido de los intereses partidarios, de la oligarquía y de un amplio sector de la prensa del país del Norte, valieron más que las excusas dadas por el presidente y su equipo de campaña, a la hora de ponderar sus desaciertos en el debate presidencial del 27 de junio, donde dejó ver sus dificultades cognitivas y motoras, lo que repuntó la popularidad de su contendiente, Donald Trump, conforme recogen las encuestas.

Otro acontecimiento clave en la renuncia fue el atentado contra Trump en un mitin de campaña en Pensilvania,  donde se revelaron errores de seguridad tanto del Servicio Secreto, el FBI y la policía local, que terminaron   acrecentando las simpatías al candidato republicano.

Y como si el destino jugara en contra de Biden, éste se enferma de coronavirus en una etapa en la que agotaba una amplia agenda electoral, con ánimos de recomponer su alicaída candidatura.

Más que esa serie incomoda de eventos, lo que determina su renuncia fue la postura “asumida por los influyentes líderes demócratas”, que venían en secreto y de manera pública presionando al presidente; entre estos cabe citar a Nancy Pelosi,  influyente congresista  que señaló a Biden que podían perder el control de la Cámara de Representantes si se obstinaba en mantener la candidatura; la posición asumida por más de treinta congresistas del Partido Demócrata  que pedían  la renuncia del presidente a la candidatura y el  “silencio” (táctico o estratégico)  de Barack Obama de las últimas semanas, que denotaban distanciamiento del presidente.  Obama en el  2016 había preferido a Hillary Clinton como candidata demócrata, que a su vicepresidente que lo era el Sr. Biden, por lo que su silencio preocupaba al presidente.

El mandatario ha sido atrapado “por el anillo demócrata” al considerar que no estaba en condiciones de enfrentar el ex presidente Donald Trump en las elecciones de noviembre.

Proceso para sustituir al “candidato”.

Qué pasará ahora que el candidato ha presentado renuncia?. La respuesta  a esta pregunta se tiene en el proceso que de antemano contempla el Partido Demócrata y los diversos Estados que integran la Nación Norteamericana.

La renuncia de Biden se formaliza comunicando al “Comité Nacional Demócrata (DNC por sus siglas en inglés), que es el órgano llamado a organizar la Convención, la decisión que ha tomado.

El DNC  acude a las normas internas de reemplazo de candidatos para sustituir al renunciante, aunque Biden todavía no ha sido proclamado, a la hora de renunciar era el virtual candidato al contar con 3908 de los 3939 delegados aptos para participar en la Convención y que a su vez representan a la totalidad de los Estados de la Unión. 

El DNC está llamado a reunirse de emergencia y disponer el protocolo a seguir para el evento, sin que esto implique cambio de los delegados ya designados y que serán los llamados a producir el reemplazo del nuevo candidato, que requerirá de por los menos 1976 votos.

El DNC y el Liderazgo demócrata podrían optar por una especie de “convención abierta” en cuyo caso los delegados tendrían “varios  pre candidatos”, para decidir la suerte de la candidatura, o convertir la convención en un “acto de ratificación” si hubiese sólo un aspirante a la candidatura presidencial.

La influencia de Biden en el proceso.

Biden, aunque renunció no puede ser pasado por alto en esta coyuntura histórica, tanto por lo que simboliza su alta investidura, que la habrá de mantener hasta enero del 2025, como porque los delegados estaban llamados a “votar por él en la convención”. No se conocen  casos en Estados Unidos donde los delegados comprometidos con un candidato dejen de votar por él, sin embargo, como Biden no será aspirante, esos votos podrían dividirse, entre la persona que el presidente ha propuesto (a Kamala Harris, su actual vice presidente) y los otros aspirantes, de abrirse la convención.

Puntos fuertes y débiles de Kamala Harris.

La vicepresidente tiene puntos a su favor y en contra,  para ser enfrentar a aspirantes de su partido y de ser electa al candidato del Partido Republicano.  

Entre sus  puntos a favor a favor estarían:  1. Ser actualmente la vicepresidente de Estados Unidos,  lo que la hace ampliamente conocida en toda la Unión;  no requerirá, por lo tanto, de esfuerzos extraordinarios para  “vender electoralmente su proyecto”. 2, Tener  el apoyo del presidente y de su equipo de campaña, lo que le daría acceso a los fondos recaudados a favor de Biden. 3. Acumular  una hoja de servicio en la administración pública, como Fiscal General de Estado, Senadora y como la primera mujer que ocupa la vicepresidencia y la presidencia interina en Estados Unidos.4.  Capacidad para atraer  a grupos emergentes que son económicamente poderosos en Usa y los votos de las mujeres, se sabe que ella  apuesta a la despenalización del aborto, que tiene un inusitado interés electoral. 

Sus desventajas son algunas de las siguientes: 1. Su popularidad nunca ha estado por encima de la de Donald Trump, en las últimas encuestas en las que se han medido los posibles sustitutos del presidente Biden con el candidato republicano; 2. Se le podría atacar por los errores de la administración de Biden en política exterior y manejo migratorio, etc. 3. Sus propios puntos fuertes, como su apuesta a la despenalización del aborto, generan en los conservadores una alta tasa de rechazo. 4. En las encuestas sólo seis  de cada diez demócratas la consideran con condiciones para ser presidente, dos de cada diez entienden que no está preparada, y dos más de cada  diez se muestran indecisos acerca de su potencial presidencial;  en cambio, Donald Trump entre los republicanos ha incrementado significativamente su popularidad; 5. El dilema de si hay convención abierta, podría debilitar la imagen de la vicepresidente, porque recibiría “ataques y oposición” de su propio partido, faltando menos de cuatro meses para las elecciones del 05 de noviembre.

La situación de otros posibles candidatos.

Otros candidatos en el escenario del Partido Demócrata no se pueden descartar, especialmente si toma en cuenta el activismo de muchos gobernadores, legisladores y líderes estatales, a los que se suma el comunicado de Barack Obama de que el partido debe elegir un candidato “extraordinario”,  sin hacer mención a Kamala Harris. 

Las dificultades de los demás candidatos se asocian a que no son figuras ampliamente conocidas en todo el territorio de la Unión, a excepción de las dos ex primeras damas políticamente activas, Michelle Obama, una mujer de 60 años, que las encuestas colocan por encima de Kamala, e incluso de Donald Trump; y Hillary Clinton, cuyas desventajas aparentes  son  las tener una edad parecida a la de Trump (76 años) y haber perdido de éste la candidatura presidencial en el 2016. 

Ninguna de las dos damas ha manifestado pretensiones de ser candidata, Hilary, junto a su esposo el pasado presidente Bill Clinton, ha apoyado  a Kamala Harris, en cambio, aunque Michelle ha dicho no aspirar al cargo más alto de Estados Unidos, el comunicado de su esposo no cierra esa posibilidad, especialmente porque Michelle tiene unos niveles de aceptación muy altos y podría ser una “carta debajo de la manga para los demócratas” en caso de que Kamala, ni ningún otro de los “presidenciables”   demuestra en las nuevas mediciones contar “con vuelo propio” para enfrentar a Donald Trump. 

El ajedrez político de los Estados Unidos se ha complicado con la jugada de la renuncia a la candidatura presidencial de Joe Biden, lo que a su vez habrá de tener impacto en el mapa electoral de esa gran nación, pudiendo obrar a favor o en contra de la candidatura presidencial de Donald Trump, dependiendo de cómo reaccionen los votantes  ante el nuevo escenario electoral.