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miércoles, 4 de septiembre de 2024

Cómo influye la crianza en nuestras relaciones de pareja

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Por Elizabeth Mora

Las relaciones de pareja son complejas y están profundamente influenciadas por una multitud de factores. Entre ellos, la manera en que fuimos criados juega un papel crucial en la forma en que nos relacionamos con los demás, especialmente en nuestras relaciones íntimas. Desde los primeros vínculos emocionales con nuestros cuidadores hasta los modelos de comportamiento que observamos en nuestra familia, la crianza moldea nuestras expectativas, comportamientos y reacciones en la vida adulta. 

En esta ocasión quiero tocar de manera objetiva varios puntos para dar luz a algunas inquietudes.

 Los primeros vínculos emocionales

Nuestros primeros vínculos emocionales, especialmente con los padres o cuidadores principales, establecen la base de cómo percibimos la seguridad y el afecto en las relaciones. Según la teoría del apego, aquellos que experimentaron una crianza afectuosa y consistente tienden a desarrollar un estilo de apego seguro, lo que les permite formar relaciones saludables y equilibradas en la adultez. Por otro lado, una crianza marcada por la inconsistencia, la negligencia o el abuso puede llevar a estilos de apego inseguros, los cuales pueden manifestarse en relaciones adultas como dependencia excesiva, miedo al abandono, o dificultades para confiar en los demás.

Modelos de relaciones observados en la infancia

Durante la niñez, absorbemos constantemente información sobre cómo deben ser las relaciones a través de los modelos que observamos, principalmente en nuestros padres o cuidadores. Si crecimos en un hogar donde predominaban el respeto, la comunicación abierta y el apoyo mutuo, es más probable que llevemos esas mismas expectativas y comportamientos a nuestras relaciones de pareja. Por el contrario, si presenciamos conflictos constantes, falta de comunicación o dinámicas de poder disfuncionales, podríamos repetir estos patrones en nuestras relaciones adultas, a veces sin ser plenamente conscientes de ello.

 La internalización de normas y roles de género

La forma en que nos criaron también influye en nuestra percepción de los roles de género dentro de una relación. Si crecimos en un entorno donde se esperaba que uno de los géneros tuviera más poder o responsabilidades que el otro, podríamos llevar esas expectativas a nuestras propias relaciones. Esto puede afectar todo, desde cómo manejamos las finanzas hasta cómo distribuimos las tareas domésticas o cómo resolvemos los conflictos. Ser consciente de estas influencias es el primer paso para crear relaciones más equitativas y satisfactorias.

 Manejo de conflictos y estrés

La manera en que fuimos enseñados a manejar el estrés y los conflictos durante la infancia tiene un impacto significativo en nuestras relaciones adultas. Aquellos que crecieron en hogares donde el conflicto era abordado de manera constructiva, con comunicación abierta y respeto mutuo, tienden a manejar mejor las disputas en sus relaciones de pareja. Sin embargo, si el conflicto en la familia se resolvía con gritos, silencio prolongado o incluso violencia, es probable que esas mismas estrategias disfuncionales se reproduzcan en las relaciones adultas, a menos que se trabajen activamente para cambiarlas.

 Expectativas y creencias sobre el amor

Las expectativas sobre el amor y las relaciones también están profundamente influenciadas por la crianza. Si nos criaron con la creencia de que el amor es incondicional y que requiere sacrificio y compromiso, es probable que busquemos y esperemos lo mismo en nuestras relaciones adultas. Por otro lado, si crecimos con la idea de que el amor es frágil o está condicionado a ciertas expectativas, podríamos entrar en nuestras relaciones con miedo al rechazo o con una necesidad constante de aprobación.

 El impacto de la autoestima

La autoestima, que se forma en gran medida durante la infancia, también juega un papel crucial en nuestras relaciones de pareja. Una crianza que fomente una autoestima sana, que valore la individualidad y el respeto por uno mismo, facilitará la creación de relaciones de pareja en las que se mantengan límites saludables y se busque el bienestar mutuo. En cambio, una baja autoestima, derivada de una crianza crítica o poco afectuosa, puede llevar a relaciones codependientes, donde el individuo busque constantemente la validación externa o tolere comportamientos nocivos por miedo a estar solo.

La manera en que fuimos criados tiene una influencia profunda en nuestras relaciones de pareja, desde los estilos de apego hasta las expectativas y habilidades para manejar conflictos. Sin embargo, es importante recordar que, aunque nuestra crianza moldea muchos aspectos de quiénes somos, no determina por completo nuestro futuro. Con conciencia y trabajo personal, es posible superar patrones negativos y construir relaciones saludables y satisfactorias. Entender cómo nuestra historia de vida influye en nuestras relaciones actuales nos da la oportunidad de crecer y mejorar continuamente en el amor y la conexión con nuestra pareja.

La autora: Dra.Elizabeth Mora, MSc. 
Psicoterapeuta especialista en terapia sexual, familiar y de pareja.
Terapeuta cognitivo conductual niñas, niños y adolescentes.
Para citas contactar al teléfono vía Whatsapp: 849-530-0635.