Tomado de Prensa Latina
El teatro de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), en esta capital, resultó pequeño para recordar a quien “nació en la humildad para nunca dejar de ser humilde”, expresó el también escritor Isa Conde.
Varios cientos de personas, muchos compañeros de militancia procedentes de provincias distantes, se reunieron en la UASD para celebrar la vida de Iván con canciones, discursos, videos y testimonios, y acompañar a su hermosa familia.
Desde temprana edad, Rodríguez se identificó con los procesos revolucionarios de la región, siendo la Revolución cubana su principal referencia.
Muy joven se unió a las filas del Movimiento Revolucionario 14 de junio (14J) de oposición a la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo (1930-1961).
Perseguido por sus ideas revolucionarias, se vio obligado a exiliarse en Puerto Rico y durante la revolución de abril de 1965 regresó a República Dominicana para proseguir la lucha.
Fue Comandante de la insurrección cívico militar de abril de 1965 para volver al gobierno legítimo y constitucional de Juan Bosch (1909-2001).
Defensor de la unidad de las fuerzas progresistas y de izquierda en su país, en los años 70 sufrió prisión junto a su esposa de toda la vida, Miriam Rodríguez. Bajo rejas – donde permaneció durante tres años-, sufrió todo tipo de torturas física y psicológica.
Rodríguez fundó en la década de los 90 la Campaña Dominicana de Solidaridad con Cuba, exigiendo de manera permanente el fin del bloqueo de Estados Unidos contra la nación caribeña, junto a otros compañeros de militancia.
En representación de la izquierda dominicana, Conde expresó: ¡Qué importante y trascendente es tratar de ser como Iván! ¡Qué importante es militar en la revolución y en el socialismo!
Él lo hizo, apuntó, en el heroico 14 de Junio, en la Línea Roja, en el Partido de los Trabajadores Dominicanos, en la Unión Patriótica Antiimperialista, en la Nueva Alternativa, en su partido Patria para Todos y Todas…
¡Qué valioso es abrazar todas las causas libertarias como él! Abrazar solidariamente a China, Cuba, Puerto Rico, Haití, Vietnam, Camboya, Nicaragua, El Salvador, Guatemala, Palestina, a los pueblos de África brutalmente colonizada, a los luchadores contra las oprobiosas tiranías de Nuestra América.
Del militante y revolucionario señaló Héctor Sánchez, secretario general del Partido Patria Para Todos, que Iván vivió convencido de que solo la unidad de las fuerzas revolucionarias podría lograr la liberación de la República Dominicana.
Emotivo fue escuchar a su compañera de 67 años, Miriam Rodríguez, con quien formó una hermosa familia, ejemplo de nobleza.
Injustamente apresada junto a su esposo, esta valiente mujer, quien junto a él sufrió y soportó la cárcel durante varios años, resaltó que Iván falleció “luchando hasta sus últimos días por lo que fue su gran ilusión, la unidad de la izquierda”.
Buen esposo, padre ejemplar, Iván siempre inculcó a sus hijos que las personas deben ser honestas, tal y como lo fue él a lo largo de su vida, decente, desinteresado, respetuoso, expresó Miriam acompañada de su familia.
Su integridad como militante y revolucionario le valió a Iván Rodríguez el respeto y admiración de los pueblos latinoamericanos y caribeños, especialmente del cubano, quien reconoció y agradeció su apoyo incondicional.
Al homenaje al luchador, camarada y combatiente, como se refirió a él Isa Conde, asistieron el embajador de Cuba en República Dominicana, Ángel Arzuaga, y otros funcionarios de la misión estatal de ese país; delegaciones de Puerto Rico, la República Popular China, Nicaragua y Estados Unidos, entre otros invitados.
Ahí estaban sus compañeros de militancia y otros amigos, pero también jóvenes. “La generación revolucionaria de Iván, que es la nuestra, dijo Conde, no debe ser objeto de calco o copia para las nuevas generaciones”.
Pero sí, dijo, referencia de valores éticos y políticos, de memoria histórica imprescindible para entender el presente.
Fuente, en fin, puntualizó, de valiosas experiencias y conocimientos para combatir la oprobiosa dominación de un capitalismo imperialista que no ha dejado de ser tal, ni menos brutal.