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miércoles, 18 de diciembre de 2024

OPINIÓN: El controversial "¡Coño¡"de David Collado

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POR VÍCTOR CUELLO

La palabra coño, en sentido estricto, se refiere a la vulva y vagina femeninas, pero en sentido amplio y distintos contextos puede funcionar como otras categorías formales a más de sustantivo. Entre los españoles es frecuente su uso, discriminando entre su carga de vulgaridad o coloquialidad. Como interjección,  la palabra coño expresará siempre un estado de ánimo, hastío, cansancio o situación insoportable. La historia registra el uso de la palabrita o PALABROTA en discursos de presidentes, políticos e intelectuales, justificados o no, pero "coños" al fin.

Resulta que coño tiene su superlativo:  ¡coñazo! Aquí la cosa cobra una dimensión superior en carga semántica, emocional y vulgar, siendo usado con mayor frecuencia por mujeres al igual que " estar hasta el coño" ya que los hombres no tienen vulva. Pero el caso es que para el lingüista no existen las llamadas "malas palabras" sólo las palabras, razón por la que libero de culpa  a los dos protagonista de los "coños" más famosos en nuestro país, primero el de Ramón Alburquerque y, ahora, el de David Collado.

Nuestra historia política y funcionarial sigue una tradición "coñera" heredada  del militarismo, del machismo, de dictaduras y dictablandas, "coños" proferidos regularmente en la intimidad del poder, pocas veces en público para guardar las apariencias, de ahí que cuando esto ocurre llame mucho la atención.

El "Entren to' coño" de nuestro amigo Ramón Alburquerque, se produce en una situación de asfixia que más o menos lo justica, tratándose de un Presidente del Senado de la República. La expresión impactó tanto que Los Hermanos Rosario lo popularizaron en un merengue que ya forma parte de nuestra historia musical.

Una vez más  el vocablo campea por sus fueros en la palestra popular a raíz de su uso de manera pública por nuestro querido, trabajador y ejemplar Ministro de Turismo, David Collado. No conozco a fondo las circunstancias en las que se genera este "coño" ni exactamente a quien iba dirigido, pero injustos seríamos los dominicanos si por ese simple "coñito" juzgáramos la trayectoria, educación, formación y temple de un joven modélico y de un luminoso porvenir político. 

Si es cierto que nuestros hombres y mujeres públicos deben acogerse a la norma estándar o culta de nuestra lengua, no deja de ser menos cierto que la norma popular es un hecho real del discurso. El "coño" de David Collado no puede magnificarse ni malditizarse.  Fue un " coño" como cualquier otro, producto de un contexto situacional específico.