Ramón Núñez Hernández es un profesor y escritor dominicano nacido en Nagua, provincia María Trinidad Sánchez. Ha publicado ensayos literarios, cuentos infantiles en diversos periódicos y revistas nacionales, además de varios textos académicos. Entre sus textos publicados están: La hija de la Vieja Belén y la nochebuena de los Animales.
La hija de la vieja Belén es un cuento infantil en el que el autor narra las experiencias de Carlitos, Pedro Luis y Rosalinda, tres niños a quienes los Reyes Magos no les han dejado regalos. Entonces, casi de la nada, aparece una mujer desconocida con la que entablan una conversación y a la que cuentan las añoranzas guardadas en sus corazones.
Por un lado, en La hija de la Vieja Belén, Ramón Núñez evidencia la desprotección en la que viven muchos de nuestros niños, sus carencias más elementales, y el ir creciendo sin apenas alcanzar las fantasías propias de esos primeros años de la infancia, obligados a vivir en medio de una realidad dura que los convierte en adultos sin haber sido niños o niñas. Por otro lado, a través de esta breve historia, en la que priman el vocabulario sencillo y las imágenes llenas de color y frescura, el autor brinda a los niños la oportunidad de soñar y de aprender que siempre hay que conservar la esperanza y la fe en la humanidad.
En el segundo texto, una novela infanto-juvenil titulada La Nochebuena de los Animales, Núñez presenta las peripecias de unos animales que luchan por sobrevivir del peligro que para ellos representan los humanos. Los héroes de la historia son Sancho el choncho, el pato Bruno, Minino, un gato de pelaje negro y hermosos ojos, el burro Donkino, el pavo Paulo, el chivo Mingo, el perro Capitán, el gallo Manilo y el caballo Nazareno. Estos animales constituyen el epítome de la fidelidad, del trabajo duro, de la bondad, de la solidaridad, del trabajo en equipo y la paciencia de quienes sólo esperan un buen trato.
Los dos textos de Núñez destacan por su valor pedagógico. Bertrand e Ibáñez (s/f), en “La Importancia de leerle a los niños", expresan que la literatura impacta positivamente en los niños y niñas al producir agrado, desarrollar la imaginación y el lenguaje y les ayuda a comprender las conductas humanas. Al igual que Bertrand e Ibañez, Martínez, en su ensayo
“El cuento como instrumento educativo” (2011), enfatiza el valor del “cuento como poderoso instrumento que sirve para formar la personalidad, el carácter y la vida de los niños y las niñas que mañana serán adultos”. Señala que los cuentos muestran lo bueno y lo malo, lo que verdaderamente vale y lo que corrompe, lo digno y lo innoble. Apunta que estas contradicciones permiten a los niños adoptar modelos como prototipos ideales. Ramón Núñez logra que no solamente los niños, niñas y jóvenes disfruten del placer de la lectura, sino también que los de mayor edad evoquen experiencias entrañables de la infancia.
La Hija de la Vieja Belén y La Nochebuena de los Animales nos inspiran a recuperar el cuento y la literatura juvenil, como vehículos que promueven el desarrollo de la imaginación, la formación en valores, y el fortalecimiento de la conexión entre padres, madres e hijos, y entre docentes y estudiantes. Estas creaciones literarias son una invitación a que se creen más espacios de lectura para los jóvenes; a que volvamos a contar y a leer cuentos a nuestras niñas y a nuestros niños antes de dormir o durante el desarrollo de la clase.
Favorecer la formación de una cultura de lectura y de amor hacia los libros contribuye significativamente a que las generaciones futuras desarrollen de manera equilibrada las capacidades para saber ser, saber hacer y aprender a convivir con los demás. Cuando se ofrecen oportunidades de que los niños, niñas y jóvenes lean y escuchen historias acordes a su etapa formativa se está contribuyendo al desarrollo de una personalidad sustentada en valores éticos y estéticos y a la formación de profesionales más competentes en el manejo de su lengua.