Santo Domingo.- Las calles de San Francisco de Macorís lucen vacías, los comercios cerrados y el transporte público prácticamente nulo, mientras un fuerte operativo policial y militar recorre la ciudad desde las primeras horas de este martes.
La huelga de 48 horas, convocada por el Frente Amplio de Lucha Popular (Falpo) y otras organizaciones, ha logrado una paralización casi total en este municipio, así como en Castillo y Las Guáranas.
Desde anoche, patrullas militares y policiales han sido desplegadas con la misión de garantizar el orden, en respuesta a los disturbios ocurridos en protestas pasadas.
El general Natera Melenciano, director regional de la Policía, aseguró que la vigilancia busca evitar que “elementos infiltrados” desaten actos de violencia o vandalismo.
A pesar del ambiente tenso, hasta el momento no se han registrado enfrentamientos, aunque los manifestantes advierten que la respuesta de las autoridades podría cambiar el panorama. Odilin Morel, en declaraciones a un medio local, enfatizó que el gobierno debe entender que «el pueblo quiere soluciones y no mentiras«.
¿Qué exigen los manifestantes?
El llamado a huelga surge como medida de presión ante la falta de respuesta del gobierno a una serie de demandas, entre ellas:
Reconstrucción de calles, aceras y contenes en distintos sectores.
Finalización del hospital regional San Vicente de Paúl y la avenida Circunvalación.
Construcción de la Plaza de la Cultura y la carretera San Francisco de Macorís-Río San Juan.
Por su parte, la gobernadora Ana Xiomara Cortés insistió en que el diálogo es la única vía para resolver los conflictos y señaló que algunas de las exigencias ya han sido atendidas. Sin embargo, Raúl Monegro, coordinador nacional del Falpo, reiteró que la huelga es “totalmente pacífica” y responsabilizó al gobierno de cualquier alteración del orden.
Comercios cerrados, transporte detenido y tensión en las calles
La paralización es evidente. Aunque en las primeras horas de la mañana algunos comerciantes intentaron abrir, la baja afluencia de personas los obligó a cerrar. Las principales avenidas y el parque central lucen desiertos, mientras el transporte público se ha reducido al mínimo.
A medida que avanza la jornada, la incertidumbre persiste. San Francisco de Macorís permanece en calma, pero bajo una vigilancia extrema. Los próximos días serán clave para determinar si la huelga logra su cometido o si la militarización de la ciudad se intensifica aún más.