Con la participación de tres mujeres por primera vez, de siete religiosos que pronunciaron las siete palabras, la Iglesia aprovechó la ocasión para llamar la atención del gobierno y de la sociedad sobre los males que afectan a los dominicanos, principalmente a los sectores más pobres.
Las conmovedoras palabras fueron pronunciadas por Sor Lourdes Martínez, de la congregación Hijas de la Altagracia; las hermanas Angela Cabrera, fundadora de la Comunidad Discípula Misionera por la Santidad; y Ofelia Pérez, directora general de las Altagracianas.
También hicieron sentir su voz, Luis Rodríguez Simé, vicario adjunto de Pastoral del Distrito Nacional; Cesáreo Núñez, director de la Pastoral Sacerdotal de la Vicaría Santo Domingo Este; Isaías Mata Castillo, vicario Santo Domingo Oeste; y Robert Valentín Alcántara Belén, de la Zona Pastoral Villa Mella-Guanuma.
Más que un cuadro de la problemática del país, los religiosos católicos hicieron una radiografía de los males en la que está inmersa la sociedad dominicana desde hace años, sin que haya una solución o paliativo a esos problemas que se registran en la cotidianidad.
Tal es el caso de los feminicidios, un mal que viene creando dolor y desasosiego a las familias dominicanas. De acuerdo a las estadísticas en lo que va de año se han sido asesinadas 19 mujeres por sus parejas o exparejas en distintos puntos del país. Siendo la mayoría de estos casos feminicidios-suicidios, dejando niños huérfanos y una estela de dolor entre familiares y amigos.
El caso más reciente de estos feminicidios-suicidios se produjo el pasado sábado con el asesinato a tiros de la joven locutora, actriz y emprendedora Chantal Jiménez a mano de su expareja, quien luego tomó la lamentable decisión de quitarse la vida.
El verdugo de la joven Jiménez estuvo detenido por violencia de genero 72 horas antes de cometer el crimen, pero al parecer al Ministerio Público le falló el protocolo y dispuso su libertad. Pero lo grave del caso es que le dejó la pistola con la cual había disparado antes a su expareja.
Ya no valen las campañas y programas en busca de prevenir la violencia de género. ¿Hasta dónde vamos a llegar con los feminicidios?
